Autor: Diego Ruano
Había una vez un perro que se llamaba Pepe.
Pepe era un perro pastor, y siempre cuidaba de las ovejas. Un día la oveja Maya estuvo a punto de ser atropellada por un coche y Pepe, al verlo, lanzó un potente ladrido que hizo que el pastor se diera cuenta del peligro en el que estaba Maya, y la salvó. ¡Ahora Pepe es un salvador!
Un día una oveja llamada Pepa se perdió y Pepe la encontró. En otra ocasión Pepe salva a una oveja de caer a un barranco. Por todo esto a Pepe le dieron una medalla de primera posición.
- ¡Yupi, he ganado un premio!- dijo Pepe.
- Oye, que nosotras también hemos participado- dijeron las ovejas.
Pepe fue el salvador de todas las ovejas del pastor.
El pastor hizo una granja de las ovejas. Las ovejas que no le servían a nadie las recogía el dueño de Pepe y las llevaba a la “Granja del Salvador”. Y Pepe fue el mejor cuidador del mundo, aparte del pastor.
Un día Pepe fue a un concurso de perros pastores, y ganó. A partir de entonces fue a muchos concursos y todos los ganaba.
Cuando ya fue mayor tuvo hijos y los entrenaba muy bien para que corrieran, salvaran ovejas, ganaran premios y fueran futuros entrenadores de otros perros pastores. A sus hijos los llamó, a uno Salvador, a otro Pepe y al pequeño Diego. Pepe estaba muy orgulloso porque los tres se juntaban y protegían muy bien a las ovejas que tenían allí en la “Granja del Salvador".
1 comentario:
que chuli.
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