Había una vez un gato que estaba jugando al Pokémon blanco. Un día un león que pasaba por allí le dijo:
-¿Me dejas jugar?
-Vale.
Y se lo prestó. Al gato le dijo que se lo devolviera pero no se lo dio y se enfadó mucho. Entonces el león se fue a su casa, pero el gato no se lo iba a dejar. Así que fue a su casa, llamó a la puerta, se escondió y cuando abrió se coló rápidamente, cogió el juego y se fue sin que le viera.
1 comentario:
que chulo antonio.
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