Autora: Candela Roji Ojeda
Según mi padre, soy una princesa desordenada, lista y con unos ojos marrones preciosos y un pelo rubio perfecto. Pero para mí soy una princesa normal como la de los cuentos, que les gusta vivir aventuras.
La verdad, si os soy sincera, yo no quería ser princesa, la verdad no veo claro “Carmen la princesa” ni nada de eso, pero mi tío, el mayor, se murió y mi padre se quedó de rey pues no había nadie más mayor para ocuparse del reino.
Yo voy a un instituto para que de mayor sea una buena princesa o eso es lo que dice mi padre. Allí aprendo inglés, francés, italiano y algo de los demás, en verdad allí no conozco a nadie porque nos mudamos hace 2 semanas pero por ahora me está gustando.
A mi lo que de verdad me gusta es jugar al Mario Bross y al Just Dance 3 en casa de mi tío Robin, pero en mi casa también tengo que hacer deberes del instituto y tareas de casa.
Vivo en una casa que es enorme. Tiene 5 plantas, la buhardilla y el garaje pero también tenemos un jardín inmenso. Mi cuarto está en la 2º planta, es gigante, tiene una cama de matrimonio pegada a la ventana, con unas cortinas de encaje rodeándola, una mesa larguísima a un lado del cuarto para hacer las tareas y un cuarto chiquitín para la ropa.
Mi vida, como la veis, es normal, excepto por una cosa, mi madre murió cuando yo tenia cinco años y vivo con mi padre y su novia. Su novia es muy mala conmigo, me odia, siempre que papá se va me manda a hacer todas las tareas que tendrían que hacer los criados pero les da el día libre sin consultárselo a mi padre y les da vacaciones por unos días y yo me convierto en su criada, pero cuando vuelve papá siempre está enfadado por alguna razón y no se lo quiero hacer pasar peor.
Entonces un día me escapé, en realidad esto lo había hecho ya muchas veces, pero esta fue “de verdad”.
Antes de marcharme le escribí una nota a papá escribiéndole lo mal que estaba pasándolo con su novia y más cosas así. La nota se la guardé en un cajón que siempre guardamos las cosas importantes. Me fui a un bosque de cerca y me puse a comer la comida que había cogido de mi casa, porque la novia de mi padre ni siquiera me da de comer y, claro, estoy muerta de hambre.
Después por la noche me asusté un montón por las sombras pero al final me dormí.
Al cabo de 3 días se me gastó la comida, tenía frio y echaba de menos a mi padre.
Entonces volví y vi a mi padre en la puerta de la casa llorando. Cuando me vió vino corriendo hacia mí. La novia de mi padre ya no estaba, mi padre la había echado de la casa nada más terminar de leer la nota, era como una madrasta de los cuentos para mí, y mi padre y yo vivimos felices para siempre jamás
No hay comentarios:
Publicar un comentario