Autora: Marta Castillo Rueda
Érase una vez una niña que se llamaba Carol. Tenía un objeto muy valioso, un dado de oro que le habían regalado por su cumpleaños. Una tarde salió a pasear a su perrita Sasi y llevaba su dado de oro, cuando pararon a descansar.
Carol sacó su dado y lo miró. Sasi, que le encantaban las cosas brillantes, lo cogió y se fue corriendo a un árbol:
-¡ El dado!- gritó Carol. Y corrió hacia su perrita, pero lo buscó y el dado no estaba.
Se fué a su casa llorando y se tumbó en la cama. Sasi, que era muy lista, le intentó decir a su dueña que lo tenía en el estómago, pero Carol no lo entendía; a la media hora la perrita seguía diciéndole dónde estaba el dado, y al final lo entendió.Como no sabía cómo sacar el dado de allí, una mosca que pasaba escuchó lo que sucedía y pensó que ella podría meterse en el estómago y sacar el dado. La mosca se lo explicó todo a Carol y ésta lo aceptó, la mosca entró en el estómago de Sasi y lo sacó; pero la mosca no estaba dispuesta a que todo se quedara así. Y ésta dijo:
-Quiero que hagas una casita para aguardarnos mi familia y yo para el invierno.
-Vale, te lo haré- dijo Carol.
Y todos fueron felices y comieron perdices.
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