Autora: Belén Barranquero Molina
Érase una vez, en el año 1178, una princesa llamada Amanda. Tenía una madrasta muy mala. Su papá era el rey de un gran país muy lejano.
La madre de Amanda había muerto cuando ella era niña y ahora su madrasta quería apoderase del poder y ser la reina.
Amanda quería mucho a su padre pero éste estaba enamorado de la madrastra y ella a su vez de él. Todo el tiempo Amanda tenía que estar limpiando el reino.
Un día la madrastra le dijo a Amanda:
–Voy a ocupar el puesto de tu madre.
Amanda contestó:
-Nadie va a ocupar el puesto de mi mamá ¡nadie!.
La madrasta dijo:
-Tal vez sí ¡ja, ja, ja!
Amanda fue a hablar inmediatamente con su papá:
–Esa mujer no puede ocupar el puesto de mi madre, solo ella es la reina.
El padre le contestó:
-No sé qué decirte, Amanda, hay que elegir una nueva reina, son las normas.
Amanda dijo:
-Pues conseguiré que mi mamá vuelva, lo conseguiré.
Amanda fue al Bosque de la Muerte a ver a una maga que podía conseguir que su mamá reviviera, era la maga de los deseos. Pasó día tras día, noche tras noche, caminando por el bosque muy cansada y con mucha hambre, para conseguir a su mamá haría cualquier cosa.
Llegó hasta donde estaba la maga, allí tenía que decir unas palabras mágicas que solo ella sabía. Si acertaba podría conseguir a su mamá pero si fallaba ella también moriría. Se equivocó al decirlas dando la maga orden de llevarla al calabozo. Amanda dijo:
-Espera, te daré este collar de diamantes si me concedes un deseo, es el collar que has querido toda tu vida.
La maga aceptó y le preguntó cuál era el deseo. Amanda contestó:
-Deseo tener dos deseos, el primero salir de aquí viva y el segundo volver con mi mamá al castillo.
Amanda consiguió lo que quería, tener a su mamá como reina y no a la malvada madrastra.
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