Autor: José Moreno Cortés
Había una vez un niño llamado Fermín que vivía en una mansión con su madrastra. Un día la madrastra mandó a Fermín al bosque para que se perdiese. Fermín no sabía el camino para volver a la mansión, así que decidió sentarse a la sombra de un árbol. Al día siguiente encontró un reloj de madera, y como no le gustaba, lo pisoteó. Entonces Fermín oyó una voz:
-¿Oye, oye, por qué me pisas?
Se quedó muy sorprendido al darse cuenta de que el reloj le hablaba, y decidió contestarle:
-¿Cómo es que tú hablas?
-Porque soy mágico, chaval, mira, si tú dejas de pisarme yo haré lo que me pidas.-dijo el reloj-
-Muy bien, quiero que hagas que mi madrastra me deje en paz de una vez, pero primero haz que salgamos de este bosque.
El reloj hizo lo que le pidió y le dijo que siguiera las hojas marrones. Y así pues salieron del bosque.
-Bien, ahora quiero que mi madrastra se vaya.- dijo Fermín-
-Haz lo más asquerosa posible la casa.- le contestó el reloj-
Fermín llenó la mansión de lo más asqueroso posible que encontró en el bosque: barro, algas, cadáveres de animales, huevos podridos … La madrastra lo vió todo y se fue y no volvió más.
Fermín, con la ayuda del reloj, limpió la mansión. Después se casó con una princesa. Y todos vivieron felices para siempre.
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