domingo, 30 de septiembre de 2012

El colgante de Iris

Autora: Úrsula Luque Flores

Érase una vez una niña que vivía con su padre y su perro. Ella se llamaba Iris. Iris tenía un colgante precioso que se lo había dado su madre antes de morir; ella le tenía mucho aprecio.
Un dia Iris fue a pasear a su perro que se llamaba Coke. Al volver a casa a Iris se le cayó el colgante. Cuando ya estaba en su casa se dío cuenta de que se le había caído.
Iris empezó a llorar como una loca. Después ella y su padre recorrieron el mismo camino
que habia hecho ella con Coke, pero no lo encontraron. A la mañana siguiente Iris
fue otra vez al parque a ver si estaba el colgante, pero no apareció. En la cena ella estaba muy seria. Su padre le dijo que no se preocupara, que encontraría el colgante. Después le entró sueño y se fue a la cama.
Esa noche Iris tuvo un sueño de su madre que le decia...

-Hija no te preocupes tanto, porque lo encontrarás.

Al día siguiente Iris cogió a su perro para ponerle la correa a Coke, de repente se cayó
algo al suelo ¡¡¡Era su colgante!!!

Las tres ninfas

Autora: Clara Peral Navas

Había una vez, en la época antigua, una familia pobre formada por un
campesino, su esposa y sus tres hermosas hijas: la mayor se llamaba
Leonor, la mediana de llamaba Juliet y la menor Elisabeth. Pasó el
tiempo y las niñas se hicieron más mayores y más bellas.

Pero unos meses después de que Leonor cumpliera 15 años la madre
enfermó gravemente; lamentablemente poco después murió.
El campesino se sentía muy solo sin su esposa, para animarse fue
a buscar la cena para sus hijas y cuando llegó al bosque divisó una
luz a lo lejos. El leñador avanzó hasta ese resplandor y vio lo
inimaginable, ¡era la mujer más hermosa que había visto nunca.

-Ho..ho..hola -dijo el campesino- ¿Qué haces aquí sola en el bosque?
-Me he perdido-respondió la dama-¿Sabes dónde hay un pueblo?
-Si, pero las posadas están llenas.
-Oh ¡Qué pena! Ahora no tendré cobijo
-No puedo ofrecerle mucho... pero si quiere puede venir a mi choza
-¡Vaya! Es usted muy amable, seguramente su esposa le querrá mucho
-No, mi esposa falleció hace tiempo
-Siento mucho mi ocurrencia
-No pasa nada, vayamos a la aldea

Cuando llegaron a la aldea y las hijas vieron a la dama se quedaron
estupefactas salvo la pequeña que miraba de reojo a la mujer.
-Hola pequeñas-dijo la mujer- mi nombre es Lluvia.
-¡Hola Lluvia!-gritaron al unísono Leonor y Juliet.
-¿Quién eres tú?-exclamó Elisabeth.
-Elisabeth solamente ha venido a pasar la noche-contestó el campesino.

Pasaron los días, las semanas, los meses... Hasta que pasó un año.
La joven Elisabeth se había convertido en toda una señorita, pero
igual que ella Lluvia también.
Un buen día el campesino estaba tan contento con Lluvia que le pidió
matrimonio, ella por supuesto aceptó la proposición.
Pero pasó un tiempo y el campesino descubrió que su esposa era una
bruja que se hacía pasar por una campesina.
¡Lluvia había creado un laboratorio debajo de la cabaña!
El campesino descubrió unas luces y la trampilla, entonces bajó
y en vez de a su esposa encontró a una mujer de aspecto
repulsivo, con arrugas en la cara, una enorme verruga en la nariz
y un enorme gorro en punta.
Cuando la bruja vio al campesino le echó un maleficio y le durmió,
El encantamiento duraría hasta que la bruja desapareciera.

Elisabeth estaba en su cama llorando desconsolada cuando, de repente,
un destello entró por su ventana.

-¡Ahhh!-exclamó Elisabeth.
-No te asustes, soy Esmeralda, la ninfa del amor. He venido porque
he descubierto que mi hermana está aquí-explicó la ninfa.
-¿Lluvia es tu hermana?-preguntó Elisabeth.
-¿Lluvia? Mi hermana es muy lista, se ha inventado ese nombre, su
verdadero nombre es Zafiro.
-¿Y por qué se ha casado con mi padre?- preguntó Elisabeth
-Su objetivo en la vida antes era la paz, pero ahora se dedica a llevar
desgracias a la gente-dijo triste Zafiro.
-¿Por qué es tan cruel con las personas?-dijo Elisabeth angustiada.
-Antes Zafiro era la ninfa de la paz junto con mi hermana Diamante y
conmigo, pero un día cuando nuestro padre dividió el reino le dio a
Zafiro la parte más pequeña , pero ella quería más y más y como
no podía obtener lo que quería, transformó su bola mágica en oscuridad y
la arrojó a el lago de las pesadillas. Para colmo echó un maleficio a
nuestro padre y lo sumió en un sueño eterno-explicó Esmeralda.
-¿Lo mató?-exclamó Elisabeth.
-No, pero si el maleficio se alarga 10 años nuestro padre morirá, tú
eres la única que puede salvarlo, pero para eso debemos recoger la esfera
mágica-dijo triste la ninfa
-¡Yo la cogeré!-gritó Elisabeth.
Cuando llegaron al lago era difícil divisar aquella esfera, pero Esmeralda
sabía que Elisabeth podía verla con facilidad.
-¡Esmeralda!-gritó la niña-¡Veo la bola!.
-Elisabeth, será mejor que tú la cojas.-sugirió Esmeralda.
-De acuerdo-dijo la niña.
Elisabeth se acercó y cuando la tenía en las manos apareció Zafiro,
La malvada ninfa le intentó arrebatar la bola pero antes de hacerlo
la pequeña consiguió purificar la bola, Zafiro la tocó y quedó encerrada
en la esfera.

-¡Lo conseguí!-gritó contenta Elisabeth.
-Sabía que lo harías pequeña, ahora vámonos-dijo Esmeralda

Cuando llegaron a la cabaña estaban Diamante y su padre.
Esmeralda fue corriendo a abrazar a su familia. Después, ya que
Zafiro había desaparecido, Esmeralda le propuso a las tres niñas si
querían reemplazarlas, por supuesto las niñas aceptaron. Así fue como
unas niñas normales y corrientes se convirtieron en: LAS 3 NINFAS

El príncipe sin padres

Autora: Ana Gómez Sierra

Hubo una vez, en un castillo lejano, un rey y una reina que vivían muy felices. Se llamaban Damián y Eugenia. Tuvieron un hijo y lo llamaron Llèo. Nació sano y fuerte: tenía cabellos negros, ojos verdes y piel blanca. Al cabo de unos meses lo secuestraron. Buscaron y buscaron pero no lo encontraron.

Habían pasado 15 años y Llèo quiso saber dónde estaban sus padres. Recorrió muchos bosques y en un claro de ellos se encontró con una chica llamada Cristina: tenía el pelo castaño, pecas y ojos marrones (que no se me olvide el flequillo). Decía que podía encontrar a sus padres siguiendo un colgante que tenía ella. Siguieron el colgante durante unos cuantos meses pero no los encontraban:
-¿Seguro que podremos encontrar a mis padres con ese colgante?- preguntó Llèo.
-Lo conseguiremos si tenemos fe- le contestó Cristina.

Por el camino se encontraron a la cerdita Mari, la tortuga Eduarda y al sapo Pancracio. Por fin llegaron al castillo, Llèo se encontró con sus padres e hicieron una fiesta en honor a Llèo.

La historia de las historias

Autor: Alejandro Pascual Mellado

Érase una vez una mujer, la cual se estaba volviendo loca, y el porqué es una sencilla respuesta, su madrastra no paraba de darle órdenes:

- Que si limpia esto, que si cocina aquello, que se te ha olvidado lo uno o lo otro.

Vamos, un sueño hecho realidad.
Pues bueno, esa afortunada no soy yo. Yo soy una joven cazadora con un leal compañero, llamado, el perro con escopeta. Como su nombre dice lleva una escopeta, y es un perro. Su antiguo dueño, el marqués de Caravanas, lo cambió por un anillo de boda para su esposa, a la cual siete días después intercambió por el cromo de negracarbón y los siete redonditos, el último de la colección ugly princcess.

Yo cazo para alimentar la boca de mi pobre madrastra que está muy enferma, ella me rescató de las garras de Hánsel y Gretel, que se comieron a mi padre y a la bruja. Le debo la vida a esa mujer, y la causa de su enfermedad, es que un día, cuando salió de pesca y Tiburón estornudó a Pinocho que tenía la gripe A, se la contagió.

Cuando voy de caza con el perro con escopeta me siento muy segura, ya que es un cazador nato y tiene más puntería que cualquier otro tirador. Hoy habíamos cazado un jabalí, pero para mi sorpresa mi madrastra estaba con unos guardias que me apuntaban. Me dijo que me había vendido a la ley por un crimen que cometí hace muchos años.

A mi perro lo decapitaron y a mí me encerraron de por vida. Mi madrastra me enmarañó, me embrolló, me clavó un cuchillo por la espalda. Nunca se lo perdonaré.
A los muchos años escapé, y un hada madrina me dijo que era el espíritu de mí padre:

-¿Cómo es que siendo hombre pareces mujer?
-Porque en esta historia no estaba el papel de hado madrino y el director no lo quería cambiar.

De repente desapareció y me convirtió en una veinteañera, me devolvió mi juventud y al perro con escopeta.

Y todos fuimos felices.

La muchacha Laura

Autora: Nadia Timonet Bellido

Érase una vez una muchachita llamada Laura que vivía en un monte verde lleno de árboles, flores y animales. Un día la muchacha quería dar un paseo por el monte para coger flores.
Mientras Laura cogía flores de distintos colores escuchó algo entre los matorrales y dijo :
-¿Que ha sido eso?.
Pero Laura no le dio mucha importancia.
Camino a casa Laura vio algo correr :
-Ya están otra vez los gatos cazando ratones.
Cuando la muchacha entró en su casa, vio a una niña pequeña y rubita sentada en el suelo, que vestía con ropa muy sucia.
Laura se quedó mirándola y le preguntó:
-Pequeña, ¿qué haces aquí?
La niña le respondió en voz muy baja:
-Hace unas semanas me enviaron y esta mañana al fin encontré tu casa.
Laura se quedó un poco pensativa:
-Mmm... que te enviaron, ¿quien?
La niña le respondió:
-Eso no te lo puedo decir, pero tienes que venir corriendo conmigo.
La niña le pegó un tirón del bazo no muy fuerte a Laura.
Las dos jóvenes iban monte abajo hasta que llegaron a una casita muy pequeña, la niña le dijo a Laura:
-Este es el palacio de los ratones. Me tienes que hacer un favor, deja que los ratones vivan en tu casa para que los gatos no se los coman y yo a tí vestidos lujosos, una carroza de caballos blancos y un palacio te daré y serás siempre muy feliz.
Laura aceptó y por siempre jamás vivió con los ratones y tuvo todo lo que la niña le dijo.

El príncipe sin suerte

Autor: Daniel Jesús Vega Herrero

Érase una vez un palacio, un palacio muy grande, donde vivían un príncipe, un rey, una reina y su criada. El príncipe, que era muy apuesto, se enamoró de la criada llamada Laura. Laura trabajaba para la realeza desde hace muchos años. Laura era una chica muy guapa de 20 años, empezó a trabajar con 15 años. Un día el príncipe se declaró, sin pensárselo dos veces.

-Laura, tengo que pedirte una cosa...-dijo el príncipe.
-Dime, príncipe Carlos-dijo Laura.
-Esto... te qui, qui, qui...te subo el sueldo-dijo Carlos.

Entonces el príncipe Carlos se dio cuenta de que no podía hacerlo, era muy tímido para poder decírselo. Al día siguiente lo volvió a intentar y los nervios le pudieron otra vez.
Entonces recurrió a una hechicera muy conocida en el reino de los reyes. Cuando llegó al laboratorio de la hechicera, le contó su historia. Y la hechicera lo comprendió y le dio un anillo mágico que conseguiría un poder para conseguir que Laura se enamorara de él. Pero eso solo fue una baratija de los chinos porque no le funcionó.¡La bruja le había tímado!
Al final el príncipe se casó con la princesa del reino vecino.


Me llamo Carmen y soy princesa

Autora: Candela Roji Ojeda

Según mi padre, soy una princesa desordenada, lista y con unos ojos marrones preciosos y un pelo rubio perfecto. Pero para mí soy una princesa normal como la de los cuentos, que les gusta vivir aventuras.

La verdad, si os soy sincera, yo no quería ser princesa, la verdad no veo claro “Carmen la princesa” ni nada de eso, pero mi tío, el mayor, se murió y mi padre se quedó de rey pues no había nadie más mayor para ocuparse del reino.

Yo voy a un instituto para que de mayor sea una buena princesa o eso es lo que dice mi padre. Allí aprendo inglés, francés, italiano y algo de los demás, en verdad allí no conozco a nadie porque nos mudamos hace 2 semanas pero por ahora me está gustando.
A mi lo que de verdad me gusta es jugar al Mario Bross y al Just Dance 3 en casa de mi tío Robin, pero en mi casa también tengo que hacer deberes del instituto y tareas de casa.

Vivo en una casa que es enorme. Tiene 5 plantas, la buhardilla y el garaje pero también tenemos un jardín inmenso. Mi cuarto está en la 2º planta, es gigante, tiene una cama de matrimonio pegada a la ventana, con unas cortinas de encaje rodeándola, una mesa larguísima a un lado del cuarto para hacer las tareas y un cuarto chiquitín para la ropa.

Mi vida, como la veis, es normal, excepto por una cosa, mi madre murió cuando yo tenia cinco años y vivo con mi padre y su novia. Su novia es muy mala conmigo, me odia, siempre que papá se va me manda a hacer todas las tareas que tendrían que hacer los criados pero les da el día libre sin consultárselo a mi padre y les da vacaciones por unos días y yo me convierto en su criada, pero cuando vuelve papá siempre está enfadado por alguna razón y no se lo quiero hacer pasar peor.

Entonces un día me escapé, en realidad esto lo había hecho ya muchas veces, pero esta fue “de verdad”.
Antes de marcharme le escribí una nota a papá escribiéndole lo mal que estaba pasándolo con su novia y más cosas así. La nota se la guardé en un cajón que siempre guardamos las cosas importantes. Me fui a un bosque de cerca y me puse a comer la comida que había cogido de mi casa, porque la novia de mi padre ni siquiera me da de comer y, claro, estoy muerta de hambre.

Después por la noche me asusté un montón por las sombras pero al final me dormí.
Al cabo de 3 días se me gastó la comida, tenía frio y echaba de menos a mi padre.

Entonces volví y vi a mi padre en la puerta de la casa llorando. Cuando me vió vino corriendo hacia mí. La novia de mi padre ya no estaba, mi padre la había echado de la casa nada más terminar de leer la nota, era como una madrasta de los cuentos para mí, y mi padre y yo vivimos felices para siempre jamás

Historia de Alicia

Autora: María Cortés Parada

En un mundo lejano en el que todo era nada, surgía una pequeña niña de tres años.
Todo esto empezó en el año 1946. Una niña llamada Alicia vivía con su madre, hasta que un día su madre murió. El padre decidió que no podía cuidar a su hija solo, que debería casarse.
Al cabo de los años el padre de Alicia se casó con una mujer llamada Carolina. Carolina era una mujer malvada, pero muy bella. El padre de Alicia no se daba cuenta de que Carolina era malvada, pues lo sabía simular muy bien.
Cuando Carolina cumplió 9 años su madrastra decidió que ya era mayor para
satisfacerla haciendo las tareas de su gran casa.
A los 9 meses nació un precioso bebé y decidieron llamarle Harryson
Ah! se me olvido deciros que el padre de Alicia era el rey de su país. La verdad de la relación de Carolina y el rey era una farsa, carolina se había casado con él
porque cuando falleciera el rey, Carolina se quedaría con todo su dinero.
Al cabo del tiempo Alicia se fue de casa, pues no soportaba vivir con su madrastra. Años mas tarde Alicia desapareció y nadie se dio cuenta, pues no estaban con ella.
La policía comunicó a los padres de la desaparición de su hija.
El padre, lo único que hacía era pensar, ¿Porque?
El rey buscaba el lugar favorito de Alicia.
Pensaba y pensaba, pero todo se le pasaba, al cabo de horas el rey de hartó y escuchó una pequeña voz que creía que era una alucinación que le había causado el estar horas, horas y horas pensando y repensando. Pero no, era un pequeño ratoncito que vivía a escondidas del rey con Alicia. El rey le preguntó que si sabía donde se había ido su hija, pero el ratón le contestó que se lo diría a cambio de una cosa, que le dejara quedarse con Alicia en su gran habitación.
El rey, sin duda alguna, le contestó que si, que haría lo que sea por estar con su hija Alicia.
El ratón le contestó:
-Alicia se ha ido a vivir a la casa de su verdadera madre
-¡Pero si su madre falleció hace años!
-Eso es lo que usted cree, su mujer está viva , solo que usted no la trataba muy bien
- ¡¡Quién osa mentir al rey!!
- Pues... La... reina...
El rey muy enfadado le dijo al ratón que le llevara a la casa, solo que Alicia le rogó que no le dijera nada a su padre. Pero, el ratón pensó que si llevaba al padre de Alicia a la casa de su mujer se podría quedar con Alicia, así que decidió hacerle caso al rey. Unos minutos mas tardes llegaron a su casa y empezaron a hablar:
-¡Por qué osaste mentir al rey!
- No soportaba vivir con vos-contestó la mujer- ¡sois insoportable!
- Hacemos un trato, volvemos a casa todos juntos y volvemos a la vida real.
- Vale- contestó la reina.
- ¿Y yo?- preguntó el ratón
- Ah sí, muchas gracias, ya te puedes ir
- ¿A dónde?
- A una ratonera
- Pero.....
- Jajajaja has caído en mi trampa- dijo el rey- ¿crees que iba a dejar que te quedaras mi casa? ¡¡Adiós!!
Todos excepto el ratón llegaron a casa y vivieron felices y comieron perdices.

La princesa que quería ser surfista

Autora: Lucía Morente Vargas

Érase una vez, un rey y una reina que querían tener una hija. Pero al poco tiempo de tener al bebé la reina se murió, sus últimas palabras fueron “quiero que el bebé se llame Luna”.
Entonces el rey se puso muy triste y al día siguiente fue a comprarle ropa al bebé y se encontró con una dama muy guapa.
Al poco tiempo se casaron. Cuando Luna cumplió los 14 años, su mayor sueño era ser surfista, pero la madrastra no le dejaba.
El padre al año siguiente en el cumpleaños de Luna, murió. La madrastra lo mató para quedarse con el castillo y a Luna de criada.
Un día Luna se asomó a la pequeña ventana que había y encontró un pequeño pico, entonces cuando vino el hermano de la madrastra se tumbó en la cama y con el pico en la mano al sentarse en la cama lo abrazó y le clavó el pico. Salió de la torre y se fue hacía la playa porque allí tenía a sus amigos. Luna le dijo que si se podía quedar a dormir en casa de alguien, entonces unos buenos amigos como Francisco y Ale le dijeron que como compartían casa, que le dejaban quedarse.
Pero al mes siguiente la madrastra ordenó buscarla, pero ya era tarde, se había ido con sus amigos Francisco y Ale a vivir a San Francisco.


viernes, 28 de septiembre de 2012

Lengua, unidad 2: El sustantivo


Los sustantivos
Clases de nombres

Clases de sustantivo, género y número

El nombre. Clases

El nombre. Número

Definción de nombres

Definición de nombres

Nombres individuales y colectivos

La brujas y las siete ratas

Autor: Manuel Castillo Sancho

Érase una vez una pequeña niña que vivía en un castillo embrujado. Esa niña era hija de un brujo, del brujo más malvado. Cuando pasaron los años el malvado brujo se casó con una mujer buena y humilde. La hija la odiaba con locura porque ya tomaba poderes de su padre que cada vez se hacía más viejo. El día que el malvado brujo murió, su pequeña hija, ya mayor, tomó todo su poder, las pociones, libros etc…

La niña hizo una poción malvada para matar a su madre. La invitó a una cena, se la dio y al instante murió. La bruja se sentía sola y deseaba casarse, deseaba un príncipe azul. Unos días después cazó unas siete ratas para que le acompañasen, las embrujó, y les hizo que hablaran. Las ratas furiosas le dijeron:

-Bruja asquerosa, déjanos en paz. Si quieres un príncipe azul tienes que demostrar tu amabilidad y ser buena.

Así que la bruja dejó libres a las ratas, fue a revivir a su madrastra buena y su príncipe se le apareció en un sueño y le dijo:

-Toma esta pluma dorada y preséntate mañana en la parte más espesa del bosque.

Ella enloquecida se levantó y vio la pluma en sus pies. El día siguiente se presentó en el bosque. ¡Allí estaba el príncipe a lomos de su caballo blanco! La mujer se montó y fueron felices para siempre.

Las riquezas de la encantadora mujer

Autor: Diego Ruano Cano

Érase una vez un niño que vivía con su madre y su padre en una sencilla choza del bosque perdido. Un día su madre se murió. El padre la enterró en el huerto que tenían detrás de la choza. No pudieron enterrarla en el cementerio común porque eran pobres.

Al día siguiente todo fue normal. El padre se fue a cazar al bosque pero se perdió. Aunque se conocía todo el bosque como la palma de su mano no encontró la manera de salir de ese recoveco. Estuvo perdido una semana entera, y... al fin observó que salía humo de una casa que se veía en el horizonte anaranjado. Con los árboles del bosque era un poco difícil ver la casa pero como él tiene buena vista lo vio todo muy bien. El niño ansioso por ver a su padre entrar por la puerta esperó y esperó días y días.

El padre fue corriendo a la casa que encontró, para pedir un poco de agua y comer algo porque hacía días que no comía ni bebía.

Al entrar en la casa se encontró con una mujer muy bella. Comió, bebió y se encontró muy bien con esa persona que era especial para él.

Un día al despertarse le dijo que si se quería ir a vivir con él en su choza. Ella le dijo que estaba encantada de irse allí y vivir con él. Cuando preparó todas sus maletas se marcharon.

Al llegar a su choza, el hijo se alegró muchísimo de ver a su padre, pero al ver a esa mujer se extrañó. El niño le preguntó a su padre que quién era esa mujer, el padre le dijo que dentro de poco sería su madrastra y el niño se sorprendió. Aquella señorita en vez de llevar ropa en la maleta llevaba dinero y muchas riquezas.

Gracias a eso todos vivieron felices y comieron perdices.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Un tipo muy raro

Autora: Marina Testa Moreno

Me desperté, eran las 4 de la tarde. En ese momento estaba en una cama, no sabía qué hacía ahí, pero sabía que me había dado un golpe bastante fuerte, de repente apareció. Un perro blanco y con manchas marrones a dos patas me estaba gritando:
-¡Despiértate!, seguro que te vas a despertar, ¡te vas a despertar!-de repente-¡uy, se está despertando!, ¡¡bien!! Hola, me llamo Lucas.
-¿Dónde estoy?-dije yo-¿qué ha pasado?, no recuerdo nada...

Al rato empecé a recorda lo que me ocurrió:
Estaba haciendo un peluche para mi hermanastro pequeño, lo terminé, y justo ahí llamaron a la puerta, cuando abrí me encontre con un tipo alto, vestido con ropa sucia pero apuesto.
Me preguntó si teníamos algo de comer , entonces le invité a entrar, nos sentamos en el salón y le di un poco de pan, nos quedamos allí un rato hablando y riendo hasta que se hizo tarde.
Me lo agradeció de corazón y me dijo que otro día nos veríamos y me guiñó un ojo, yo le dije que si quería algo más de comer, él no me respondió y fui a por más pan, y cuando volví no había nadie.
Me hacía montones de preguntas y pensaba y pensaba, era muy raro.

Y entonces... ¡¡apareciste tú, Lucas!!, ¡saliste de mi peluche!
Me diste un vestido precioso, de color turquesa, y me dijiste que fuera a una fiesta que organizaban unos amigos, yo fui.

Allí me lo encontré otra vez al tipo ese, pero esta vez estaba arreglado con un traje verde claro, yo le pregunté cómo se llamaba pero él no me lo quiso decir así que me tuve que aguantar. Terminó la fiesta y el tipo y yo salimos fuera, entonces me guiñó un ojo y desapareció de repente. Me asusté tanto que salí de la ciudad corriendo, llegué a un pueblo desconocido, y me encontré a una abuela y le pregunté dónde estaba, de repente se lanzó hacia a mi me mordió en la frente y me desmayé.

-Y aquí me encuentro, vaya...-dije- si me lo contaran no me lo creería.
-Tranquila, ya todo ha pasado. -dijo Lucas.

Lucas me cuidó y me curó la frente y aquí se termina mi historia.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Lengua, unidad 2: La tilde en los monosílabos



El dado de oro

Autora: Marta Castillo Rueda

Érase una vez una niña que se llamaba Carol. Tenía un objeto muy valioso, un dado de oro que le habían regalado por su cumpleaños. Una tarde salió a pasear a su perrita Sasi y llevaba su dado de oro, cuando pararon a descansar.
Carol sacó su dado y lo miró. Sasi, que le encantaban las cosas brillantes, lo cogió y se fue corriendo a un árbol:
-¡ El dado!- gritó Carol. Y corrió hacia su perrita, pero lo buscó y el dado no estaba.

Se fué a su casa llorando y se tumbó en la cama. Sasi, que era muy lista, le intentó decir a su dueña que lo tenía en el estómago, pero Carol no lo entendía; a la media hora la perrita seguía diciéndole dónde estaba el dado, y al final lo entendió.Como no sabía cómo sacar el dado de allí, una mosca que pasaba escuchó lo que sucedía y pensó que ella podría meterse en el estómago y sacar el dado. La mosca se lo explicó todo a Carol y ésta lo aceptó, la mosca entró en el estómago de Sasi y lo sacó; pero la mosca no estaba dispuesta a que todo se quedara así. Y ésta dijo:
-Quiero que hagas una casita para aguardarnos mi familia y yo para el invierno.
-Vale, te lo haré- dijo Carol.

Y todos fueron felices y comieron perdices.

lunes, 24 de septiembre de 2012

El reloj parlante

Autor: José Moreno Cortés

Había una vez un niño llamado Fermín que vivía en una mansión con su madrastra. Un día la madrastra mandó a Fermín al bosque para que se perdiese. Fermín no sabía el camino para volver a la mansión, así que decidió sentarse a la sombra de un árbol. Al día siguiente encontró un reloj de madera, y como no le gustaba, lo pisoteó. Entonces Fermín oyó una voz:
-¿Oye, oye, por qué me pisas?
Se quedó muy sorprendido al darse cuenta de que el reloj le hablaba, y decidió contestarle:
-¿Cómo es que tú hablas?
-Porque soy mágico, chaval, mira, si tú dejas de pisarme yo haré lo que me pidas.-dijo el reloj-
-Muy bien, quiero que hagas que mi madrastra me deje en paz de una vez, pero primero haz que salgamos de este bosque.
El reloj hizo lo que le pidió y le dijo que siguiera las hojas marrones. Y así pues salieron del bosque.
-Bien, ahora quiero que mi madrastra se vaya.- dijo Fermín-
-Haz lo más asquerosa posible la casa.- le contestó el reloj-
Fermín llenó la mansión de lo más asqueroso posible que encontró en el bosque: barro, algas, cadáveres de animales, huevos podridos … La madrastra lo vió todo y se fue y no volvió más.
Fermín, con la ayuda del reloj, limpió la mansión. Después se casó con una princesa. Y todos vivieron felices para siempre.

domingo, 23 de septiembre de 2012

La mano de los deseos

Autor: Pablo Riquelme Delgado

Érase una vez cuatros hermanastros muy ricos que se llamaban Ricardo, Cecilio, Sebastián y el mayor, Germán. Un día decidieron dar un paseo por el bosque, cuando se encontraron con una mujer muy vieja que les preguntó si querían una mano de deseos, entonces lo niños dijeron sí. La vieja llevó a los niños a una casa muy vieja y muy estropeada.

- ¿Dónde está la mano?-dijo Germán extrañado.
-¡Niño! Tú serás el primero en pedir el deseo, ven conmigo al comedor.-dijo la vieja.
-¡Vale!
Después de un rato llegó la vieja al salón donde estaban los demás.
-¿Dónde está Germán?-dijo Cecilio.
–Ven, te lo enseñaré.- advirtió la vieja.
La vieja había secuestrado a los dos niños en el comedor.

Después de un rato llegó la vieja al salón donde estaban los demás.

Y pasó lo mismo que con los otros dos hermanastros. Estaban todos en una silla atados, y la vieja cerró la puerta para que no se escaparan los niños.
-¡Mirad! Hay un ratón. ¿Alguien tiene un trozo de queso?-preguntó Germán.
–En mi bocadillo hay espera. ¡Toma Germán! ¿Y ahora qué hacemos?-dijo Cecilio.
–Pues con la boca enrolla la loncha de queso por la cuerda de tu silla para que muerda el ratón y se rompa la cuerda.-dijo Germán.
Después de un rato el ratón dijo: -esperad, traigo a más animales para que os salven.
–Pues venga llámalos rápido.-dijo nervioso Ricardo.
Dentro de un rato entraron muchos animales pequeños por la ventana y desataron a los hermanastros.
–Rápido, salgamos por la ventana.-advirtió Sebastián.
Salieron por la ventana y fueron a su casa para coger un mechero y quemar la casa de la vieja. –
-¡Rápido, ahora que está la vieja en la casa!-exclamó Germán.

Quemaron la casa de la vieja y todos los hermanastros saltaron de alegría.

Un cuento de hadas

Autora: Lucía Díaz Pérez

Érase una vez... ¿no estáis cansados del mismo principio? Porque yo sí, pues entonces empezaré de otra forma:

Hace mucho tiempo en un reino muy lejano... ¡No! Este principio también está muy pasado, pero no se me ocurre nada más para empezar, así que empezaré a contaros la historia.

Cuando yo era muy pequeña mi madre siempre me contaba el mismo cuento de hadas y yo ya empezaba a cansarme, así que un día le dije a mi madre:
-¡Hoy te cuento yo el cuento a ti!
-Está bien- dijo mi madre sonriendo.
Como vi que mi madre estaba dispuesta a escucharme empecé a contarle mi historia:

“Un día en un país desconocido, ocurrió lo inesperado: la joven princesa Kairi perdió su voz.
Ella intentaba explicar que le faltaba su collar mágico que era lo que le daba esa dulce voz y que sin él no podría hablar, pero, el Rey se enfureció mucho con su hija porque su mujer (la madrastra de la niña) le había dicho a su marido que vio a Kairi tirando el collar al estanque.

La niña intentó explicarle a su padre que eso era mentira, pero su padre no la entendía así que la castigó en su cuarto sin salir hasta que él no se lo permitiera.
Kairi se fue corriendo hacia el bosque muy lejos de su hogar con lágrimas en los ojos. El padre le gritaba desde la puerta del castillo que regresara, pero la niña ya estaba muy lejos del castillo y ya no le oía. El padre viendo que no volvía, subió a sus aposentos y ordenó a dos guardias de la puerta que no dejaran pasar a nadie excepto a la Reina. Al rato Alessa (la malvada madrastra) entró en la habitación para comprobar que su marido estaba bien. Cuando entró se lo encontró pegado al cristal de la ventana. Ella le preguntó:
-¿Por qué sigues ahí buscando a nuestra hija? ¿Es que no sabes que los que se fugan de casa nunca vuelven?
El Rey no respondió.

Tres años después el Rey murió de pena y Alessa gobernó ella sola. Como sabía que su hija seguía viva en algún lugar del bosque mandó llamar al mejor cazador que hubiera en todo el reino.
A los tres días llegó el cazador. La Reina le ordenó que fuera al bosque y que matara a una chica de cabellos rubios como el Sol, labios rojos como la sangre y piel moreno cobrizo.
El cazador obedeció y fue en busca de Kairi. Al rato se encontró con una chica exactamente igual a como la reina la había descrito, pero no estaba sola, estaba con un gato con sombrero y botas, con siete hombrecillos alrededor y ceniza en el vestido.
El cazador se acercó despacio, pero el gato con su agudo oído escuchó los pasos del cazador y dijo lanzando una flecha al cazador:
-Da un paso más y esa flecha no caerá en el árbol de al lado.
La chiquilla que en ese momento vio al cazador se levantó y se fue acercando poco a poco con los siete hombrecillos y con el gato apuntando con la flecha. Kairi hizo gestos con los brazos y las manos. El cazador un tanto extrañado le preguntó:
-¿Por qué no hablas conmigo en vez de hacerme gestos raros?
Uno de los siete hombrecillos se adelantó y le respondió al cazador:
-Porque es muda, por eso.
-Yo te traduciré lo que Kairi quiere decirte- dijo otro-. Buen hombre, ¿qué es lo que quieres de mí?
-Me manda la reina Alessa a matarte- dijo el cazador.
La pobre chiquilla dio un salto hacia atrás y se puso a hacer más gestos. El hombrecillo tradujo:
-¿Y qué ha dicho mi padre al respecto?
-Tu padre no ha podido decir nada- respondió el cazador-, porque, cuando te marchaste de palacio hace cuatro años, tu padre, después de aguantar tres años de depresión, se murió de pena.
La chiquilla se puso a llorar, el gato bajó el arma y los hombrecillos no dijeron palabra.
El cazador que estaba observando la escena se acercó un poco a la niña y la consoló.
Al rato la niña se calmó y el cazador estuvo hablando con ella un rato.
El cazador le prometió que no la mataría, que en vez de llevarle su corazón a la reina le llevaría el de un conejo, la chica sonrió.”

-¿Por qué paras?- me dijo mamá.
-Es que tengo que ir a hacer pipí- dije yo riéndome.
20 minutos después llegué yo.
-¿Por qué has tardado tanto?
-Es que no solo ha salido pis, también ha salido pos- dije yo entre risas y como mi madre me vio reírme también se rió ella.
-A ver, ¿por dónde iba? ¡Ah, sí, ya me acuerdo!

“Veinte minutos después el cazador llegó a palacio y le entregó el corazón del conejo a Alessa:
-¡Por fin tengo su corazón! Ya no tendré que aguantar más a esa niña tan dulce, buena y tierna.
-¿Y qué tiene de malo ser dulce, buena y tierna?- preguntó el cazador.

Un año después la princesa cumplió quince años.
Ese mismo día un príncipe de un país muy lejano iba cabalgando por el bosque, pero cuando quiso regresar a su palacio no sabía por dónde ir, así que siguió cabalgando hasta que de repente se calló del caballo por culpa de una luz cegadora.
Cuando se acercó a aquella luz cegadora, se dio cuenta de que era un collar con una perla en el centro, la cogió y siguió cabalgando.
Al cabo de un rato, a lo lejos, vio un claro en el bosque, con su caballo se acercó a ver si había alguien, al acercarse se dio cuenta de que había una muchacha muy hermosa rodeada de siete hombrecillos y un gato con unas botas y un sombrero con una pluma. Se acercó con el caballo y el gato con una flecha ya en el arco y apuntando hacia el príncipe dijo:
-¡Otro paso más y no vivirás para contar que has conocido a un gato que habla!
-Solo quiero hablar con esa bella chica, me gustaría saber quién es- dijo el príncipe.
-¡Primero di quién eres, cómo te llamas y de dónde vienes!- le gritó el gato.
-Está bien, soy el príncipe de un reino muy lejano y me llamo Edmond- respondió el príncipe.
-Puedes hablar con Kairi- respondió el gato bajando el arma.
Edmond se acercó poco a poco y cada vez que se acercaba le parecía más guapa la chica.
-Hola, ¿Kairi?- le dijo suavemente el príncipe mientras se ponía delante de ella.
Kairi que no podía hablar hizo muchos gestos y el príncipe se quedó un poco extrañado al principio, pero aún así le dijo a ella:
-Si te soy sincero no sé lo que significa lo que me has dicho Kairi, pero me gustaría hacerte una pregunta- dijo él metiéndose la mano en el bolsillo y sacando el collar-, ¿esto es tuyo?
La princesa miró lo que había sacado el príncipe, y cuando vio que era su collar mágico se le pusieron los ojos como platos. Ella muy contenta asintió con la cabeza, el príncipe le entregó el collar y ella se lo puso muy feliz. Después le dijo con una voz muy dulce:
-¡Muchísimas gracias Edmond! Gracias a ti vuelvo a hablar.
Estuvieron más de dos horas charlando sin parar, la princesa le explicó lo que le había pasado y el príncipe cómo había acabado en mitad del bosque.

Varios días después la princesa volvió a su palacio en compañía del príncipe, del gato y de los siete hombrecillos. Cuando entraron en palacio todo el mundo se preguntaba quién era ese chico al mismo tiempo que corrían a abrazar a la princesa.
La chica y Edmond entraron en los aposentos de Alessa y cuando esta vio a Kairi se sorprendió mucho y fue cuando se dio cuenta de que el cazador la había engañado.
-¡Kairi querida hija! ¿Por qué no volviste antes a casa cielo?- dijo la reina.
La niña se quedó mirándola muy seria y le dijo:
-¡Porque si hubiera vuelto me hubieras matado igual que a mi padre!
Alessa abrió mucho los ojos y dijo:
-¡¿Cómo osas acusarme de la muerte de tu padre niñata insolente?!
-Porque en su muerte nadie estaba presente... excepto tú.
La reina se quedó sin palabras y sintió un vacío en su interior, pero aún así pudo responderle:
-Sí, admito que fui yo, pero lo hice porque no soportaba que tu padre después de haberte fugado no se hubiera separado ni un minuto de la ventana buscándote para que regresaras y eso me ponía furiosa porque no hacía nada más y no me prestaba atención, ni a mí ni al reino.
La niña se quedó callada un instante y después le prometió a la reina que no la desterraría ni la mataría si confesaba ante todos y se disculpaba por lo ocurrido.
Varios años después Kairi y Edmond se casaron, tuvieron dos hijos, uno fue niño y el otro bebé fue niña. Alessa estaba muy contenta y cada vez que podía les hacía un regalo a los hermanos. En cuanto al gato y a los siete hombrecillos, también estaban muy contentos con sus sobrinos.
Y todos fueron felices hasta el fin de sus días.”

-¡Me ha encantado la historia, cariño!- me dijo mamá.
-¡Bien! Ya sé lo que quiero ser de mayor, escritora de libros- dije yo muy contenta.
-Bueno, pues ya va siendo hora de dormir ¿no?- me dijo mi madre mientras yo bostezaba.
-Sí... buenas noches mami- dije yo bostezando y con los ojos entornados.
-Buenas noches- dijo mi madre mientras apagaba la luz y cerraba la puerta de mi cuarto y se iba mientras yo me quedaba profundamente dormida.





La princesa Amanda

Autora: Belén Barranquero Molina

Érase una vez, en el año 1178, una princesa llamada Amanda. Tenía una madrasta muy mala. Su papá era el rey de un gran país muy lejano.
La madre de Amanda había muerto cuando ella era niña y ahora su madrasta quería apoderase del poder y ser la reina.
Amanda quería mucho a su padre pero éste estaba enamorado de la madrastra y ella a su vez de él. Todo el tiempo Amanda tenía que estar limpiando el reino.

Un día la madrastra le dijo a Amanda:
–Voy a ocupar el puesto de tu madre.
Amanda contestó:
-Nadie va a ocupar el puesto de mi mamá ¡nadie!.
La madrasta dijo:
-Tal vez sí ¡ja, ja, ja!

Amanda fue a hablar inmediatamente con su papá:
–Esa mujer no puede ocupar el puesto de mi madre, solo ella es la reina.

El padre le contestó:
-No sé qué decirte, Amanda, hay que elegir una nueva reina, son las normas.
Amanda dijo:
-Pues conseguiré que mi mamá vuelva, lo conseguiré.

Amanda fue al Bosque de la Muerte a ver a una maga que podía conseguir que su mamá reviviera, era la maga de los deseos. Pasó día tras día, noche tras noche, caminando por el bosque muy cansada y con mucha hambre, para conseguir a su mamá haría cualquier cosa.

Llegó hasta donde estaba la maga, allí tenía que decir unas palabras mágicas que solo ella sabía. Si acertaba podría conseguir a su mamá pero si fallaba ella también moriría. Se equivocó al decirlas dando la maga orden de llevarla al calabozo. Amanda dijo:
-Espera, te daré este collar de diamantes si me concedes un deseo, es el collar que has querido toda tu vida.

La maga aceptó y le preguntó cuál era el deseo. Amanda contestó:
-Deseo tener dos deseos, el primero salir de aquí viva y el segundo volver con mi mamá al castillo.

Amanda consiguió lo que quería, tener a su mamá como reina y no a la malvada madrastra.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Ciudades


Barcelona (España)



Berna (Suiza)



Venecia (Italia)



Parabólicas en Alepo (Siria)



Rascacielos de Dubai (Dubai)




Urbanización en Las Vegas (Estados Unidos)



Central Park de Manhattan, Nueva York (Estados Unidos)



Más fotos aquí:
http://www.jotdown.es/2012/07/la-vuelta-al-mundo-de-un-arquitecto-en-30-fotografias/