Autora: Ana Gómez Sierra
Hubo una vez en una casa terrorífica en la cual habitaban unos seres muy extraños. Por ejemplo: en el salón vivían unos zombis, en una de las habitaciones dormía la niña del exorcista, por los pasillos paseaba un hombre ensangrentado con una motosierra rompiendo todo lo que se encontraba a su alrededor, muebles, puertas, incluso personas. En el ático habitaban unas gemelas que se pasaban todo el día correteando de arriba abajo con las venas cortadas y esparciendo sangre por todos sitios, en la cocina habitaban unos monjes que se dedicaban a cocinar animales muertos. Desde la cocina había unas escaleras que llegaban hasta el sótano que, cómo no, habitaba el señor Drácula que dormía en un ataúd y le acompañaban sus amigos los murciélagos. En el jardín de la casa se encontraba una mascota, el hombre lobo, que se encargaba de despertar a todos los habitantes de la casa y también aullaba para decirles cuándo tenían que dormir.
En el cobertizo habitaba una viejecita que en realidad era una bruja y sus mascotas eran un gato negro y un cuervo. Esta viejecita también tenía una bola mágica que veía el exterior y leía el futuro. También las acompañantes de su casa eran las telarañas y las arañas, para hacer su fórmula: tenían ojos en botes de cristal, manos por encima de las estanterías, rabos de perro, sapos, ranas, tripas de animales y mucha sangre. De vez en cuando cogía su escoba, se daba un paseo por si le faltaba algún ingrediente. Cada 31 de octubre, salían fuera de la casa y después desaparecían hasta el año siguiente.
¿Truco o trato?
No hay comentarios:
Publicar un comentario