Autora: María Cortés Parada
En un país muy lejano surgía un pequeño pueblo en el que siempre era Halloween. Cantidalgoria era un pueblo que aunque era pequeño tenia muchos habitantes. Y, como ya sabéis, en todos los pueblos hay una persona que es ''especial'', en este caso, una joven muchacha de tan sólo 10 años.
Esta niña, también llamada Mortándiga, era la habitual ''abusona'' del pueblo. Un día por la noche...
- ¡Truco o trato!- gritaban ansiosos los niños.
- ¡Anda!, mirad quien está aquí- asistió Mortándiga.
- ¡Oh, no!- gritaban los niños
- Dadme vuestros caramelos- asistió Mortándiga.
- O o si no... qué?
- Si no me dais vuestros caramelos llamaré a vuestros padres y les diré que me estabais llamando a la puerta todo el rato y os castigarán, no de por vida, pero os castigarán.
Los niños le dieron los caramelos a Mortándiga. Pero cuando llegaron a su casa y sus padres les preguntaron a sus hijos que por qué no tenían caramelos en sus calabazas... estos no supieron qué contestar...
Al día siguiente todos los niños iban mirando las calles de Cantidalgoria con mucho cuidado de no toparse con Mortándiga para que en el colegio no les pegara.
Los padres, con cuidado de que los niños no les vieran, siguieron a sus hijos hasta el colegio y, muy cuidadosamente, les siguieron hasta sus clases donde se encontraba Mortándiga para pegar a los niños. Cuando los niños vieron a Mortándiga, iban disimulando para ver si no se daba cuenta de que estaban allí. Pero sí, se dio cuenta. Los padres vieron a Mortándiga pegar a sus hijos y la denunciaron a la policía. Más tarde, cuando ya no estaba, los niños iban despreocupados por la calle, sin nada de qué preocuparse.
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