Autor: Daniel Rodríguez Codes
Era una noche fría y tormentosa. Caían rayos de todos los tamaños que hacían temblar las paredes del castillo del Conde Trutosky, el vampiro más temido del mundo de los monstruos. Trutosky era muy alto y delgado, con pelo negro y brillante, ojos enrojecidos y unos grandes y afilados colmillos chupasangre.
Era tan temido que nadie se atrevía a pasar a menos de un kilómetro de distancia de su castillo. Existían unas leyendas horribles y espantosas acerca de él.. Una de ellas contaba que el Conde vio a un pequeño zombi pisando su jardín, le mordió en el cuello y ahora cuelga del árbol más alto del mundo de los monstruos, llamado Prinbucoland.
Aquella noche alguien llamó a su puerta. El Conde le abrió, extrañado. Era su primo, el Conde Drácula, que había ido a visitarle para proponerle un maléfico plan. Drácula dijo:
-Primo, he pensado que con nuestros poderes, podemos hipnotizar a todos los monstruos para que nos obedezcan y así nos ayuden a dominar todo el mundo.
-Me parece una magnífica idea –respondió Trutosky- Así podremos ir a meterle miedo a todos los niños y chuparles la sangre.
Así lo hicieron, hipnotizaron a Frankenstein, la niña del exorcista, el Hombre Lobo, la Momia, Fredy Krueger y muchos más. Sólo uno se resistió y no pudo ser hipnotizado porque era ciego y no podía ver la mirada de los vampiros. Era un cíclope al que Ulises le quemó su único ojo. Como el cíclope le tenía manía a los vampiros, decidió salvar al planeta. Le informó a los humanos de lo que iba a pasar y estos le dijeron que los vampiros temen a los ajos, así que se apoderó de todos los ajos que pudo y los echó por la chimenea del castillo de Trutosky y Drácula. Los vampiros se murieron y el Cíclope despertó a todos los monstruos, que mataron al resto de vampiros que existían.
Así que si tus padres te dicen que como no te duermas vendrá un vampiro a comerte, dile que eso es mentira, porque a los vampiros los mató un cíclope.
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