Autor: Diego Ruano Cano
Era un día de primavera cuando empezó a caer una nevada. Todos nos protegimos hasta que paró de nevar, y nos sorprendimos al ver los montes, carreteras y casas, porque tenían un manto blanco por encima.
Después llegamos a un autobús, nos montamos y marchamos. En ese viaje escuchamos un ciervo hablar, miramos y... ¡allí estaba! Ese ciervo era marrón y con unas manchas negras. Eso sí, era muy bonito.
Llegamos a un hotel muy grande en el que residíamos. En él desayunamos, comimos, merendamos y cenamos. Las habitaciones eran grandes porque eran para cuatro personas.
Al día siguiente nos despertamos con un chaparrón y una niebla. Por la tarde salió el sol, entonces eso significa que nos vamos a pasear un poquito por el monte, pero en vez de pasear por el monte fuimos en autobús a ver un río. En el autobús vimos un toro perdido. Sabíamos que estaba perdido porque nos lo dijo él mismo muy apenado y lo salvamos.
Ya al día siguiente nos fuimos para casa, eso sí, con una experiencia más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario