Autora: Marta Castillo Rueda
Érase una vez un niño llamado Mario que soñaba con volar como un pájaro. Un día Mario le pidió ayuda a su abuelo que era un hombre pájaro y de volar sabía mucho. Su abuelo le dió unos consejos para volar. A la mañana siguiente Mario ya estaba preparado para aprender a volar. Su abuelo cogió palos, hojas de los árboles y cuerda y le hizo dos alas para que Mario pudiese volar como él. El abuelo le ató las alas a los brazos y le dijo qué posición tenía que tener y un truco para que cuando despegase no se diera con algo.
Después de un mes ya estaba preparado para volar por los aires y cumplir el sueño que siempre deseaba. El abuelo le llevó a un sitio muy especial para él, un barranco donde el abuelo supo que era un hombre pájaro. Mario saltó y empezó a volar por los aires. Cuando termínó estaba muy contento pero había una cosa que le decepcionaba: era que sin la ayuda de las alas no podría volar y eso es lo que él quería de verdad. El abuelo lo intentó y lo intentó pero no lo pudo lograr, Mario no tiró la toalla y consiguió volar sin las alas.
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