Autor: José Moreno Cortés
Érase una vez un hombre que lo hacía todo mal; comía con las manos, saludaba con la cabeza... En fin, muchas cosas las hacía al revés. Por este motivo los niños de su pueblo se reían de él.
Un día Paco (así se llamaba) fue a su casa y vió como dos niños la destrozaban a palos (porque estaba hecha de madera) y cuando lo vieron llegar salieron corriendo.
Paco los persiguió como loco, sin saber hacia dónde se dirigían. Esos niños corrían sin parar ¡Era un disparate! Paco pensó que esos niños tenían poderes o algo así, porque no se cansaban nunca y él sin embargo ya no podía más, se ahogaba.
Los niños dijeron: - Ja ja, corres muy poco, así no nos pillarás nunca. Paco se enfadó e hizo un spring final para cogerlos pero en el peor momento, porque estaban al filo de un precipicio y cayeron todos.
Pero por suerte no era muy alto y en el fondo solo había plantas y eso amortiguó la caída. Paco enfadado les dijo: - Mira que ya os vale, casi me matáis. Los niños le pidieron perdón. Paco observó que había bastantes ranuras en el precipicio y decidió empezar a escalar ayudando a los niños. Tras mucho esfuerzo llegaron todos a la cima.
En ese momento Paco se dió cuenta de que era capaz de hacer algo bien.
Y colorín y colorado esta historia disparatada se ha acabado.
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