Autor: Alejandro Pascual Mellado
Había una vez un mundo en el que habitaban dragones de todos los colores, blancos, negros, azules, morados, turquesas, rosas, verdes, arco iris, grises y rojos, sobre todo rojos.
Cada color contenía una personalidad diferente: rosa era el color del amor, negro, el del odio, arco iris, no tenían nada propio, eran de todo un poco, etc. Pero había uno que era único en su color, era dorado, sí, tal y como te lo estoy diciendo, dorado. Los dragones eran bastante celosos en general, por lo que lo encerraron en una cámara hecha de dragonía, el mineral que
anula los poderes de cualquier dragón conocido.
Un buen día se dio cuenta de que él era un dragón que no se conocía, así que pensó que la dragonía no le afectaría, pero como desde que era un cachorro lo tenían allí encerrado y sólo le habían dicho lo que era la dragonía pues no sabía usar sus poderes.
Pero desde ese día lo intentó e intentó hasta que le saliera fuego o agua, pero no consiguió nada. Como el rey, rojón rojitus vigésimo tercer rey de los reyes de los bosques rojos, llamémoslo rey por no perder tiempo, se enteró de que doratus intentaba escapar, ordenó su ejecución dentro de tres días.
Cuando doratus, el dragón dorado, se enteró de lo que íba a pasar, se puso a pensar que hacer y estuvo los tres días así, piensa que te piensa y para escapar había ideado sólo un plan, era conmover al rey y al pueblo diciendo las palabras siguientes:
-Porfa, no me matéis.
Pero lo metieron en la horca, e ideó el plan b, él no era normal, era diferente, por lo que su poder sería diferente así que de su boca salió un aire dorado que convirtió en oro a los guardias y a las cadenas que lo sujetaban, por si eso fuera poco, él podía atravesar el oro, por lo que salió volando, pero el rey activó la barrera de dragonía y él se lanzó contra ella y la reventó y salió de allí surcando los cielos.
Cuando él ya estaba bien lejos de aquel reino, lo atraparon unas redes de un material que él no conocía, lo atraparon y durmieron y cuando despertó estaba en un hospital en la sala de operaciones y al preguntar dónde estaba de nuevo le durmierón pero esta vez el pinchazo le dolió menos y cuando volvió a despertar, esta vez en una cómoda cama, lo primero que vió fue una pequeña dragona que le dijo:
-Tito, por fin despiertas.
-¿Tito?- se pregunto doratus.
-Sí, tu eres mi tito, el hermano de mi padre.
-Pero qué hablas, niña, yo no tengo familía, aunque es la primera vez que veo a un dragón con mi mismo color ¿Sabrías decirme cuál es mi personalidad?
-La que tengas ¿lo de los colores y las personalidades? son una farsa tremenda. Los dragones son como quieran, pero muchos se rinden a los pensamientos de rojón. Pero los de color dorado somos lo que nos viene en gana. Aunque no nos dejamos ver porque nos atacarían y destrozarían. Eso sí, a nosotros la dragonía no nos afecta.
-¿Y qué es el material que me habiés lanzado?
-Doratón que afecta a cualquiera.
-Por cierto ¿y tu padre?
-Aquí, mira.
-Hermano.
-Hermano.
-Tú eres el rey de los dorados porque eres el mayor de la realeza actual ¿nos podrías dirigir en la batalla?
-Sí.
Entonces doratus y su pueblo atacaron y vencieron.
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