Autor: Antonio Sepúlveda Zorrilla
Érase una vez en una lejano sitio remoto, una casa la cual decían que estaba embrujada. Nadie se atrevía a entrar ya que decían que había zombies. Todas las noches un niño que se llamaba Juan se metía en la cama por miedo a que viniera un zombie. “Los zombies no existen" le decían sus amigos, pero él siempre les decía:
-Sí, de verdad que existen, y os lo demostraré, pero con una condición, que me sigáis.
-Vale- dijeron todos a la vez
Así que los amigos se adentraron en la casa maldita. Poco antes del viaje, Juan preparó su mochila, llevaba: una linterna, una cruz y agua. Con miedo pero con valentía el niño se adentró acompañado de sus amigos y la mochila. Se oyeron gritos de gente, pero lo peor fueron las manchas de sangre en la pared, pero cuando se fueron a ir se cerró la puerta y se oyeron cómo los zombies se comían sus cuerpos. Juan huyó, pero no por mucho ya que todo el mundo era zombie y Juan se despertó. Todo era un sueño... o no.
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