Autora: Ana Belén Gálvez Domínguez
Érase una vez una niña llamada Cecilia con una edad de once años. Se le murió la madre por causa de una enfermedad y su padre como se tuvo que mudar a Alemania en una humilde casa para poder trabajar y su padre yendo para su trabajo y durante el camino se encontró a una hermosa mujer que al cabo del tiempo se casaron y Cecilia se fue a mudarse a la mansión de su madrastra que era la reina de Alemania. Y como su hija, llamada Asunción, era mala. Al cabo de un tiempo la madrastra y su padre se fueron de viaje a España para ver cómo era aquello y las hijas se quedaron solas en casa. La menor que era Cecilia solo lloraba y lloraba porque Asunción no paraba de mandarle a hacer cosas: limpiar, fregar los platos y le hacía fregar el suelo con la lengua:
-Asunción, hermana, ten piedadad de mí, ¿no podría limpiarlo al menos con el cepillo de fregar?- dijo Cecilia.
-Vale, pero con una opción, limpiarlo hasta dejarlo brillante- le contestó.
-Vale, vale- le contestó la menor.
Como ella sabía que ese día llegaban sus padres...
-Cecilia, hoy limpio yo lo que queda- dijo Ansunción.
-Pero si solo hay que limpiar los platos de la comida- le contestó.
Cuando llegaron los padres Asunción rompió a llorar.
-¿Asunción, por qué lloras?- dijeron sus padres.
-Madre, padre, yo he limpiado todo porque Cecilia me obligó- dijo Asunción- ¿No ves lo limpio que esta todo? Si me veo hasta en el suelo.
- Cecilia, estás castigada en tu habitación durante tres meses- dijeron los padres.
-Madre, pero si lo...- dijo Cecilia.
En ese momento la hemana le cortó.
-Sssssss si no quieres limpiar más callaté- le susurró.
-Cuatro meses por contestar- le dijeron sus padres.
-Mañana ni se te ocurra salir de tu habitación- dijo su madrastra.
-Vale, madre- le contestó Cecilia.
Al día siguiente:
Salió veces y tuvo que estar los 4 meses pero la madre le dejó solo ir al colegio y salir todos los viernes.
Al cabo del primer mes tenía una mejor amiga llamada Ana que siempre estaba con ella para los buenos momentos y los malos. ¡Era su amiga imaginaria!.
Cuando pasó el tiempo del castigo a Cecilia donde más le gustaba estar era en su habitación con su gran amiga, además nadie podría decirle nunca que no la viera ya que estaba en su mente y siempre estuvo con ella hasta que se hizo anciana y murió.
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