miércoles, 31 de octubre de 2012

La fiesta de Halloween

Autor: José Moreno Cortés

Érase una vez en un pueblo llamado Laverton. Un día sus vecinos organizaron una fiesta de disfraces monstruosos el 31 de Octubre. Iban todos disfrazados de monstruos: momias, vampiros, zombies, brujas, fantasmas... Un niño llamado Ramón iba disfrazado de... ¡Harry Potter! Y todos le miraban pensando '' ¿y eso es un monstruo? '' Ramón fue con sus amigos (que son los únicos que le respetaban).Todos juntos iban pidiendo caramelos por todas las casas. Hasta que quedó solo una, la casa embrujada. Temblando de miedo llamaron a la puerta tartamudeando:

-¿Tru tru truco o o tra tra to to?

La puerta se abrió sola y apareció un hombre lobo que contagió a los amigos de Ramón, él huyó de ellos hasta que llegó al pueblo. Entonces se dio cuenta de que todos estaban convertidos en vampiros y en zombies. Ramón era el único que no era un monstruo. Entonces no se oyó hablar jamás del pueblo Laverton ni de Ramón. Y se dice que quien entra en ese pueblo no sale de ahí nunca...

La casa encantada

Autor: Antonio Sepúlveda Zorrilla

Érase una vez en una lejano sitio remoto, una casa la cual decían que estaba embrujada. Nadie se atrevía a entrar ya que decían que había zombies. Todas las noches un niño que se llamaba Juan se metía en la cama por miedo a que viniera un zombie. “Los zombies no existen" le decían sus amigos, pero él siempre les decía:

-Sí, de verdad que existen, y os lo demostraré, pero con una condición, que me sigáis.

-Vale- dijeron todos a la vez

Así que los amigos se adentraron en la casa maldita. Poco antes del viaje, Juan preparó su mochila, llevaba: una linterna, una cruz y agua. Con miedo pero con valentía el niño se adentró acompañado de sus amigos y la mochila. Se oyeron gritos de gente, pero lo peor fueron las manchas de sangre en la pared, pero cuando se fueron a ir se cerró la puerta y se oyeron cómo los zombies se comían sus cuerpos. Juan huyó, pero no por mucho ya que todo el mundo era zombie y Juan se despertó. Todo era un sueño... o no.


La clase de 6ºB

Autor: Diego Ruano Cano

Una tarde de otoño, en la clase del colegio Eduardo Ocón de Málaga, estaban reunidos los profesores para hablar sobre esa clase. El tutor, D. Luis, abrió las ventanas y las persianas porque hacía calor, y al rato hacía frío. Entonces cerró las ventanas y siguieron hablando, pero de repente...
¡Se bajaron las persianas! Todos se asustaron mucho, y salieron del aula. El penúltimo profesor cerró la puerta pero no se dio cuenta de que faltaba el tutor, Luis. Luis intentó abrir la puerta pero no pudo, porque no tenía fuerzas, las fuerzas se las gastó en gritar.
A él se le aparecieron monstruos y cosas parecidas. Ese era día de Halloween. Cuando consiguió reunir las fuerzas abrió la puerta y salió despavorido del colegio.
Se lo contó a todos los profesores pero no le creyeron. El lunes siguiente todos los niños de la clase se extrañaron al ver que todo el decorado que hicieron hacía ya un mes para Hallowen estaba todo roto y no supieron por qué. En realidad cuando se le aparecieron los monstruos al Tutor era por el decorado y lo que le sucedió a D. Luis nunca lo supieron los alumnos.


Una noche de Halloween

Autora: Marina Testa Moreno

Érase una vez un día de Halloween, unos niños que siempre querían caramelos y más caramelos. Entonces se pasaban por todas las casas de su barrio excepto por una: la casa sin dueño. A ellos les daba miedo. A esa casa nunca nadie había ido a pedir caramelos porque dicen que hubo una vez un niño que fue a pedir caramelos en esa casa, entonces salió un hombre sin cabeza y se lo llevó para adentro, para los restos. Ahora dicen algunos que el niño está muerto y otros dicen que esa historia es mentira. Pero piense lo que piense la gente, nadie desde entonces ha ido a pedir caramelos porque sólo por mirarla, da miedo.

Entonces hubo un día en el que un grupo de niños, que eran nuevos en el barrio, fueron allí a pedir caramelos. Estaban en la reja y llamaron al timbre. La puerta se abrió sola, ellos estaban un poco asustados también, porque ¿a quién no le da miedo una casa encantada?, ¿no? En el jardín había un “muñeco” sin cabeza con el cuello cortado; tenía una calabaza en una de sus manos que dentro tenía muchos caramelos. Uno del grupo se acercó y cogió un puñado de los caramelos, y al momento el muñeco se empezó a mover. Sacó un hacha de la otra mano y mató al niño. Los otros se asustaron y entonces uno de ellos dijo: “Seguro que es una broma”. Así que entró, llamó a la puerta y nadie abrió. Llamó otra vez y entonces se oyó un ruido dentro, salió al momento una cosa viscosa y como derretida; y entonces el niño se asustó, miró dentro de la casa, había en el centro de toda la casa un agujero negro que empezó a absorverlo todo. Los niños que estaban observando fuera de la reja salieron corriendo y se quedó él solo. Intentó huir pero fue inútil. El agujero negro absorvió toda la casa incluido él, y no quedó nada. A los otros niños les dió un ataque en el corazón del susto y se murieron todos. Se dice que la casa y toda la historia sucedió en Huelin. Pero por el agujero negro no quedó nada y no se pudo comprobar si fue verdad...

(Esta historia está basada en un sueño que tuvo un día Marina Testa Moreno, una vez)

Halloween



lunes, 29 de octubre de 2012

El terror de Transilvania

Autor: Alejandro Pascual Mellado

Había una vez un pueblo que vivía atormentado por un castillo con un patriota un tanto particular, un..., un..., un..., un vendedor de seguros, te quema la sangre con sus seguros de vida y con el seguro del coche. Una vez que le abrías la puerta no se separaba de tí hasta que no te interesabas, si lo denunciabas a la policía, no podían con él, las balas las derretía, las porras las dormía, y a los policiás, me da miedo de contarlo, les dejaba sin blanca.

Hasta que un día llegó el mayor de los tacaños al pueblo, le hablaron del vendedor y de su castillo, y él dijo que lo vencería a cambio de que compraran un regalo de aniversario a su mujer. El valiente tacaño se dirigía al castillo para derrotarlo, contaba con una cartera llena de dinero de plástico que serviría de cebo, unos monederos vacíos y un arma secreta con la que no contaba nadie.

Cuando llegó a las puertas del castillo, a pesar de su decisión de no comprar seguros, tenía miedo por la jaqueca que podría producirle este vendedor, a pesar de los innumerables vendedores que había derrotado, el de Transilvania parecía ser diferente, parecía ser un ser del inframundo con la capacidad de hacer comprar a cualquiera. Pero el tacaño no se retiró, siguió hacía delante y cuando llegó al jardín se encontró con algo que le puso los pelos de punta, carpetas repletas de seguros carísimos y lo peor de todo es que estaban sin las cadenas.

Había dos que por suerte dormian, así que el jardín fue fácil de bordear, cuando llegó al castillo el vendedor estaba justo delante suya, así que le lanzó sus carteras vacías y mientras se ahogaba sacó las más poderosa arma, el arma secreta, un finiquito, cuando se lo a cerco lo mató ¿O no? Y todos felices.

No es solo una película

Autor: Pablo Riquelme Delgado

Había una vez un niño que se compró una película, se titulaba: Los muertos vivientes 2. A esa película la nominaron a la película de más miedo. El día que se compró la peli dijo: voy a verla. La puso en el DVD, apagó la luz para que pareciera un cine. Por la noche a la hora de dormir estaba temblando mucho porque tenía mucho miedo. Al cabo de una hora se durmió. Tuvo una pesadilla, era sobre la peli.

Al día siguiente se despertó y sus padres no estaban en la casa. Salió a la calle y todos los sitios estaban llenos de sangre. Fue al quiosco y… ¡la quiosquera se había convertido en zombi! Pasó igual que en la película. El niño asustado fue corriendo a su casa. Cuando llegó se acordó que esa noche no había visto entera la peli por el miedo, así que se puso a ver el final para saber qué iba a pasar después. Al cabo de 15 minutos el niño cayó desmayado del susto. ¡Él era el único humano, todos los demás eran zombis! Salió para saber si era verdad y… ¡Sí! Era el único humano en su pueblo. Y no podía escapar del pueblo porque estaba lleno de zombis.

Fue para su casa, se acercó al portal y el ascensor estaba lleno de zombis. Los zombis vieron al niño. El niño subió rapidísimo para su casa, entró y cerró la puerta. Pero los zombis habían entrado por la terraza y había 10 en su habitación.Fue para el salón y cerró la puerta, puso un mueble al lado de la puerta para que los zombis no pudieran entrar. Los zombis se habían comido toda la comida, sobre todo la carne. Pasó un día y los zombis todavía estaban en la casa. El niño se acordó que su padre era cazador, entonces cogió la escopeta de cazador que estaba dentro de un armario. La cogió y salió del salón y mató a los diez zombis. Fue con la escopeta a la calle para robar comida pero los zombis le mordieron, convirtiéndose en uno de ellos.

Continuará…

viernes, 19 de octubre de 2012