Érase une vez una niña que no sabía lo que quería por navidad.
Un día fueron Kika (la niña) y sus padres al parque con su mejor amiga, Laura. Su mejor amiga Laura tenía un perro llamado Roky, era un Galgo Ruso, y a Kika le gustaba mucho jugar con él. Entonces Kika quiso pedir un perrito por navidad y que fuese de raza como el de su amiga Laura: un Galgo Ruso. Sus padres dijeron que esa raza era muy grande pero a Kika le gustaban mucho los galgos.
La madre le dijo:
-Kika, si quieres puedes pedirte un Galgo Italiano que es más pequeño.
Kika dijo:
- Vale,pero...¿puede dormir en mi cuarto?
La madre le dijo que sí. Kika se puso muy contenta.
Cuando fueron a un albergue vieron a uno que tenía una de las patitas delanteras vendada, a Kika le gustó mucho su carácter y su color gris. Cuando fueron a adoptarlo dijo el hombre del albergue:
- Si se lo quieren llevar, el perro cuesta cincuenta euros.
El padre de Kika dijo:
- Pero si esto es un albergue. Aquí se adopta, no se compra.
El hombre del albergue dijo:
- Cincuenta euros o nada.
Solo tenían veinte euros y se tuvieron que ir. Kika se fue muy triste. El día de navidad a la hora de cenar la madre de Kika dijo:
- Kika, a comer.
Kika le contestó que no tenía hambre, estaba enfadada. De pronto pegaron a la puerta, en la alfombra de le entrada estaba el perrito que Kika quería. A Kika le cambió la cara de triste a una enorme sonrisa. Ese día los padres de Kika, ella y su perro pasaron las mejores navidades de sus vidas.
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