Autora: Ana Gómez
En los montes Pirineos, Álvaro y su mujer, llamada Lourdes, se pusieron a escalar. Eran grandes aventureros que querían ir a París de esa forma. No sabían lo que les esperaba (o tal vez sí).
- Será la mejor luna de miel del mundo, querida.
- No estoy segura, podría llover y resbalarnos sobre la nieve. O algo peor...
- No te preocupes, si pasa algo estaremos juntos y si morimos moriremos juntos.
Y siguieron escalando como si les fuera la vida en ello.
(Sinceramente, podrían perder la vida en ello)
- Dicen que “el yeti” de este monte está en la cima.
- No me asustes Álvaro, no te lo tomes a guasa, que podríamos morir.
- Cuando lleguemos a París, todo se habrá acabado.
- Está bien, pero date prisa, tengo frío y hambre.
- Ya llegamos, ya llegamos. Cuando anochezca montaremos la tienda.
A los tres días, por la mañana desayunando tranquilamente...
- Dame la mermelada y la sal.
- Intentaré encontrarla, no veo muy bien...
- Tú coge la sal, yo la mermelada.
- He dicho que lo intentaré
Oliendo:
- Esto no es sal, ¡es pimienta¡ Soy alérgico a la, la, la,... ¡Achiiisss¡
- ¡Cuidado, la nieve!
Los dos:
- ¡Noooooooooooooo¡
Y murieron asfixiados.
1 comentario:
ES UN POCO GRACIOSO LA VERDAD PERO ESTA MUY GUAY =D
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