Autor: Adrián Soto
Ha llegado la noche de Halloween, hemos quedado en el parque entre ocho y diez niños.
Al final éramos 9 niños. En la primera casa nos dieron gominolas, en la segunda casa nos dieron caramelos, en la tercera chocolatinas, en la cuarta nos dieron chicles y en la quinta nos dieron un susto tremendo: el dueño estaba disfrazado de vampiro.
Al día siguiente nos reunimos todos y éramos ocho, faltaba uno y nadie sabia quién era. Después nos repartimos lo que habíamos recogido pero no apareció el niño que faltaba y empezamos a pensar que fue un espíritu el que nos acompañó esa noche.
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