Autor: Antonio Sepúlveda Zorrilla
Había una vez una ciudad disparatada, con perros que paseaban a las personas, policías atracando bancos y los ladrones intentando detenerlos, vacas volando, aviones en las carreteras y coches que volaban ... Un chico (no me acuerdo del nombre) soñaba con poder no respirar bajo el agua, porque allí sí podían. Un científico descubrió la forma de no respirar bajo el agua, pero no tenían lo suficiente para hacerlo. Necesitaban: un meteorito, una caca de nube y unos polvos de sueño. El niño encontró una caca de nube, un meteorito, pero no los polvos de sueño así que fue en su búsqueda. Viajó por llanuras y montañas, por nubes y por debajo de la tierra, pero no encontró los polvos. Encontró vacas rosas, azules, hasta una mezcla entre rosa y azul.
-¿Qué buscas viajero?- le dijo una vaca.
-Unos polvos de sueño- le contestó- ¿No los habrás visto?
-He visto unos, pero no sé si son esos- respondió la vaca- los he visto en la cima de la montaña calurosa.
El niño fue y... ¡eran los polvos! Gritó de alegría y se desprendió agua hirviendo de la cima. Y cuando le iba a alcanzar se despertó, todo había sido un sueño.
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