Autora: Candela Roji
Érase una vez una chica llamada Belén que se compró un disfraz de vaca en la tienda de al lado, y en la tienda había una puerta chiquitita que le dijo la dependienta que nunca nadie había pasado por ahí por si había algo malo.
Pero Belén el día siguiente sintió intriga y entró y no sabes lo que se encontró, pues un palacio lleno de chuches llamado EL PALACIO DE LAS CHUCHES DE BELÉN.
Ella no sabía por qué justo se llamaba de Belén, porque a ella le parecía que era suyo.
Entró y así era: estaba ella con su disfraz de vaca pero con 10 años más y en vez de llevarlo por diversión, que era como lo llevaba ella, se lo había puesto para venderlo. Entonces muy extrañada fue al portal y llegó al mundo de verdad, así que se fue a casa de su abuela Lucía y le preguntó por qué muchos mayores llevan los disfraces para venderlos, no para divertirse. Y su abuela le dijo que era porque necesitan vender para poder mantener a su familia como su papá Luis y su mamá María que estaban trabajando para comprarle vestiditos y comida. Entonces Belén lo entendió y le enseñó a su abuela el disfraz que se compró con su tía. A su abuela le encantó.
Después se fue a su casa y se lo enseñó a su papá y a su mamá, que habían vuelto del trabajo.
Y así fue como Belén entendió que el día de carnaval no todos pueden celebrarlo.
Fin
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