miércoles, 2 de noviembre de 2011

Greguerías

Autor: Ramón Gómez de la Serna.






La gallina está cansada de denunciar en la comisaría que le roban los huevos.

No hay que tirarse desde demasiado alto para no arrepentirse por el camino.

A un mentiroso sólo lo cura un sordo.

Al cine hay que ir bien peinado, sobre todo por detrás.

La “O” es la “I” después de comer.

Los que matan a una mujer y después se suicidan deberían variar el sistema: suicidarse antes y matarlas después.


Como daba besos lentos duraban más sus amores.

A veces en beso no es más que chewing gum compartido.

Los globos de los niños van por la calle muertos de miedo.

El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.

¿Y si las hormigas fuesen ya los marcianos establecidos en la Tierra?

Lo peor del loro es que quiera hablar por teléfono.


Los recuerdos encogen como las camisetas.

Todos los pájaros son mancos.

Los auriculares son las gafas ahumadas de los oídos.

Era tímido como un perro abajo de un carro.

Los tornillos son clavos peinados con la raya al medio.

La ü con diéresis: dos íes siamesas.

Las flores que no huelen son flores mudas.

Al ombligo le falta el botón.

El camello tiene cara de cordero jorobado.

Me he intentado suicidar y casi me mato.


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Dos viejos amigos zombis

Autor: Alejandro Pascual

Érase una vez dos viejos zombis: "Zombolo" y "Zomboco". Un día se encuentran en el paseo "zombílico" y se dicen:

Zombolo: Hola Zomboco, ¡cuánto tiempo sin vernos!

Zomboco: Hola ¿cómo te va la vida de muerto?

Zombolo: Bien , oye ¿quieres quedar conmigo a las 2:00 para comer en barzombie?

Zomboco: ¡Vale, dicen que ahí sirven unos cerebros de muerte!

Los dos viejos amigos se van a sus casas.

Zombolo en su casa a las 12:30 : Voy a vestirme con... mi camisa de sesos cerebrales.

Zomboco en su casa a las 12:30: Voy a prepararme con... mi sombrero de cerebros dibujados, si fuesen de verdad me los comería je,je,je.

A las 2 de la tarde se encuentran los amigos:

Zombolo: Hola, ¡qué sombrero tan bonito!

Zomboco: Hola, ¡qué camiseta tan bonita!

De repente entran 26 zombis armados diciendo uno de ellos: ¡Esto es un atraco,
dadnos todo el dinero!

Entonces los dos amigos cogen sus cuchillos matan a los malos, pero acaban en el hospital destrozados.

Al cabo de 5 meses salieron del hospital, y el líder de la banda de malos sobrevivió y escapó de la cárcel.

Zomboco y Zombolo no lo sabían y paseando una noche........los raptó y los llevó a un almacén abandonado en medio de ninguna parte.

Cuando llegaron a ese almacén, el líder dijo:¡Este es vuestro fin y...MI VENGANZA!


Y de repente aparece Zombieman, salva a los amigos y acaba con el malo.

Historia de miedo

Autor: Antonio Sepúlveda

Había una vez una niña llamada Margarita. A Margarita no le asustaban los fantasmas. Sus amigos John, Mikel y Susana le retaron a una excursión hasta la mansión de Freddy Kruger.

- Voy a ganar- decía Margarita.
- ¡No quiero ir!- decía Mikel.
- Será divertido- decía Susana.

Partieron a la mansión el sábado (cuando no había cole). Caminaron, caminaron, hasta no poder andar, al final lo encontraron en lo alto de un monte.
- ¿Es esa la mansión?- dijo Susana.
- No se ve la cima de la mansión- decía John constantemente.
- Eso no es nada-dijo Margarita.
- Que no es nada... ¡Eres tonta o qué!- le dijo Mikel a Margarita mientras le agarraba del cuello de la camisa.
-Pues...no.

Siguieron discutiendo hasta el amanecer. Cuando un grito les paró a los dos. Era la sombra de una garra en una ventana con sangre. Margarita no se lo pensó dos veces y fue a ver lo que ocurría, pero Freddy Kruger, que era el de la garra, la mató. Sus amigos corrieron cuesta abajo sin creérselo porque otros niños dijeron que Freddy no existe, pero eran muy lentos y Freddy los atrapó. La próxima víctima puedes ser...

¡Tú!

martes, 1 de noviembre de 2011

Asesinato en el tren

Autor: Francisco Martínez

Un noche fría, dos niños pequeños, uno tenía cinco años y el otro seis años, que se llamaban Francisco y Diego. Esa misma noche llamaron a la puerta y su madre abrió, pero ese hombre tenía...una escopeta y le disparó a la madre. El padre les dijo que se escondiesen y el tío de la escopeta le disparó al padre y robó todo lo que había.

Pasaron veinte años.
-Diego, ¿estás preparado?– dijo Francisco.
-Sí. Nuestro trabajo va a ser muy chulo- dijo Diego.
Dijeron que su trabajo era chulo. Os digo cuál era su trabajo: pues su trabajo iba a ser granjero.
Compraron dos billetes de tren y llegó la hora de montarse. Pasaron dos días estupendos, tranquilos, etc.Pero...en el tercer día ya ocurrían cosas más extrañas. Tenían que viajar durante dos semanas. Al cuarto día por la mañana se encontró a una persona muerta. Algo pasaba en ese tren.
-Diego- dijo Francisco.
-Sí- dijo Diego.
-¿Investigamos este asesinato y averiguamos quién es el asesino?- dijo Francisco.
-Pero sólo una cosa, hay que tener mucho cuidado- dijo Diego.
-Vale- dijo Francisco.

Pasaron dos días y no descubrieron nada, pero los asesinatos iban creciendo. Descubrieron un cartucho, sangre y un trozo de pared. Eso significaba que uno murió de un disparo, otro en una pelea y otro lo durmieron y lo estamparon en la pared.
Nos hicimos amigos de un chico que se llamaba Antonio. Él nos explicó cosas, nos ayudó e investigó cosas para nosotros. Al fin, por los últimos días de la semana vieron a un tipo parecido al que mató a sus padres. Lo consiguieron identificar.
Antonio llamó a Francisco y a Diego y resulta que las huellas de la bala y la sangre conducían al tío que mató a sus padres, lo siguieron y sí era él.

En el penúltimo día la persona esa entró en la habitación de Francisco y Diego con un cuchillo pero Francisco escucha sus pasos, se despierta y el tío huye. Diego los persigue junto a Francisco. El tío separa el tren pero Diego y Francisco saltan a tiempo, lo cogen, pero e tío se defiende y escapa. Encontraron dos balas y dos pistolas.

-¡Vamos, Diego!- dijo Francisco.
-Sí- dijo Diego.
-¡Pum, pum!- Diego disparó y le dio en la pierna.
-¡Aaagg!- gritó el tío.
-Antes de que me matéis, quiero que sepáis que mi nombre es...Paolo- dijo.
Iban a llegar en dos horas.
-¡Sayonara!-dijo Francisco.
-¡Pum, pum!- Francisco disparó y mató a Paolo.
"Nuiiiiiicccccc", suena el tren frenándose.

El día que llegaron a su destino era Halloween y lo celebraron todos juntos: Francisco, Diego y Antonio.
Al día siguiente Antonio tenía que ir a su trabajo. Francisco y Diego empezaron su nuevo trabajo.
-¡Ah!, ha sido una aventura- dijo Diego.
-Sí, hemos vengado a nuestros padres, hemos conocido a una persona, hemos resuelto un caso- dijo Francisco.
- Por fin hemos llegado a nuestra granja.

Lo nunca ocurrido


Autora: Marina Testa

Había una vez, un día de Halloween, un grupo de niños que lo estaban celebrando en una plaza. Se acercaron al portal número 13 y llamaron al porterillo 6º C. Alguien abrió mientras decía:

-Si pasáis no saldréis vivos.

Pero los niños pensaron que era una broma de Halloween, así que entraron.
Le dieron al botón de la luz,se había fundido, pero a ellos no les dio miedo.
Llamaron al ascensor y entraron, el ascensor subió y subió hasta que paró en medio del piso, ¡se habían quedado atrapados en el ascensor!
Uno de ellos sacó un móvil, pero no había cobertura. Pasó un tiempo y el ascensor se abrió solo. Estaban rodeados de puertas de las que salieron muchísimas muertes. Los niños estaban cagados del miedo (literalmente). Todas las muertes empezaron a decir a coro:

-Os lo advertimos.

Todas las muertes se lanzaron a por ellos.
Y desde entonces nadie ha sabido de ese grupo de niños.

Los Buhcolegas

Autor: Daniel J. Vega

Llegaba el 31 de octubre y José, Ricardo y Marcos eran muy muy amigos. Sus madres les dejaron ir en la noche de Halloween disfrazados por las calles del barrio. José se disfrazó de Freddie, Ricardo de Hombre Lobo y Marcos de Frankenstein.

Al cabo de dos horas largas con las calabazas llenas de caramelos, gusanitos, golosinas…… se encontraron con dos macarras que les dijeron:
- Dadnos las chuches, “pringaos”.
- No- dijeron los tres a coro- Si nos las quieres quitar, antes tendrás que pelear.
- Si hay que hacerlo, lo haré, jajajaja- dijo el macarra.
Entonces le pegó un puñetazo a José y lo esquivó. Los tres juntaron las fuerzas y ganaron a los macarras, sin que se llevaran las chuches.

- ¿Por qué no le ponemos nombre a nuestro grupo?- dijo unos de ellos.
Todos dijeron que sí a coro.
- Pues nos llamaremos los Asustones- dijo uno de ellos.
- No- dijeron a coro.
- ¿Y porqué no los Buhcolegas?- dijo Marcos
- Me gusta- dijo José
- Y a mí- dijo Ricardo
- Adjudicado, nos llamaremos los Buhcolegas- dijo Marcos – ¡Y tendremos muchas aventuras!
- ¡Síiiiii!- dijeron todos.

Y fueron felices y comieron perdices.